El venezolano ha cambiado mucho ahora con Detroit /Foto AP
César Sequera Ramos
En este momento el nombre de Francisco Rodríguez se
encuentra en boca de todos. Después de todo, luego de haber conseguido su
salvado 400, ingresó a un club donde solamente 6 jugadores estaban y eso
demuestra el dominio que ha tenido en las Grandes Ligas.
Pero para llegar a esa marca, el taponero de los Tigres de
Detroit tuvo que reinventarse constantemente y realizar los ajustes necesarios
para mantener su estatus de lanzador élite. La fuerza del brazo se fue
desapareciendo, pero su inteligencia en el montículo lo mantuvo siendo
efectivo.
Su recta, que era la principal arma en su arribo con los
Angelinos de Anaheim en 2002, fue perdiendo fuerza a medida que iban pasando
las temporadas. No obstante, Francisco Rodríguez se mantenía usándola en un
gran porcentaje, pero variando el punto de suelte y el movimiento del
lanzamiento.
En 2008, campaña donde logró establecer el record de más
salvados en una temporada de las Grandes Ligas con 62, el diestro apenas
promediaba 91.8 millas en su recta. Pero sus lanzamientos secundarios
estuvieron efectivos hasta el punto limitar por debajo de .200 a los maderos
contrincantes. En la actualidad, ese patrón se mantiene.
Brad Ausmus, que tiene solamente meses dirigiendo al
venezolano, se dio cuenta de los ajustes que hace constantemente y restó
importancia a la falta de potencia en sus envíos. “Las personas creen que debes
lanzar rápido para hacer outs, pero necesitas ubicarlos en buenas zonas y
cambiar la velocidad para ser exitoso”, comentaba el dirigente de los bengalíes
al periodista Jason Beck.
Por eso, Francisco Rodríguez comenzó a perfeccionar la
curva, que aunque siempre llamó la atención de los scouts, necesitaba ser
controlada. Sin quedar conforme, fue incorporando un cambio de velocidad que
actualmente es uno de los más efectivos y con el transcurrir de las temporadas
se fue convirtiendo en pieza fundamental de su arsenal.
Además, su experiencia le hizo descubrir que un tipo de
lanzamiento se puede convertir en varios si los sabes utilizar del modo y en la
situación correcta. “Ahora tengo un cambio de 80 millas por hora, esa es la
gran diferencia”, comentaba el ´Kid´ en los entrenamientos primaverales. “Si es
derecho, quiero que la pelota baje. Si es zurdo, deseo que se le aleje”.
El caso es que la capacidad que tiene Francisco Rodríguez
para reinventarse es impresionante. En una temporada a otra puede ser
dependiente de un lanzamiento quebrado, y la siguiente usar su recta en la
mayoría de las ocasiones. Ese don camaleónico, lo tiene en la historia de las
Grandes Ligas.
meridiano.com.ve
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